lunes, 11 de diciembre de 2006

Los inicios

Cuando inicié el doctorado tenía bastante claro sobre qué quería investigar: la influencia del contexto en el aprendizaje de lenguas.Un año después mis inquietudes como estudiante de doctorado van en otra dirección. ¿ A qué se debe este cambio?Hace poco más de un año empecé a trabajar en una escuela de español. A los pocos meses, una compañera me comentó que ella escribía un diario donde recogía lo que hacía en clase. Me pareció interesante la idea de escribir un diario como instrumento de control de los contenidos que tratábamos en clase. Un día, en una de las sesiones de doctorado, salió el tema de los diarios y comenté que yo realizaba uno. Los profesores que impartían el curso mostraron interés y propusieron analizar algún fragmento. En ese momento sentí un miedo horrible; en primer lugar, un documento que yo consideraba personal iba a ser leído por todos mis compañeros y, en segundo lugar, ¿qué interés podía tener el diario de una profesora inexperta como yo?Pero no podía negarme ,así que acudí a la cita con dos páginas de mi diario. Recuerdo que cada compañero tenía una fotocopia de una de las páginas y juntos comentamos algunas cosas. La vergüenza y el miedo desaparecieron a los pocos minutos. Los profesores me animaron a basar el trabajo de la asignatura en el análisis de mi diario. Al principio no lo veía nada claro, ¿ qué aspectos del diario debo tratar? Fue la lectura de la memoria de master de Jovita Díaz Martínez lo que me hizo entusiasmarme con la idea. Disfruté muchísimo leyendo su trabajo y me entraron ganas de hacer el mío. Así que me puse manos a la obra. Cada día, después de clase, me sentaba a escribir. Intentaba hacerlo lo antes posible ya que había leído que era fundamental. Dos meses después de haber empezado a redactar el diario, hice el trabajo para la asignatura del doctorado. Leí mucho sobre el marco teórico en el que se enmarcaban este tipo estudios y comencé el análisis. A medida que leía y reflexionaba sobre lo que había escrito me daba cuenta que se podía diferenciar perfectamente dos fases. En la primera me limitaba a describir la dinámica de clase y a recoger mis impresiones sobre las reacciones de los alumnos. Pero después me di cuenta que comencé a escribir fundamentalmente sobre mis sentimientos, las dificultades que encontraba y los dilemas que se me planteaban.Es decir, la dinámica de clase y el estudiante habían sido sustituidos por el profesor como centro de interés en mi diario. Así que , después hacer el trabajo de la asignatura puedo decir que mi diario es el reflejo de mis inseguridades, miedos y dudas, todo ello fruto de mi poca experiencia como profesora de ELE.